Suerte, Karma y Destino: Entendiendo las Fuerzas que Moldean Nuestra Vida
Hola que tal amigos, cómo han estado.
Hoy les traigo un tema largamente esperado y que hace mucho tiempo quería escribir. Hoy hablaremos sobre la suerte, el karma y el destino. Prepárense que este es otro de los buenos y largos artículos.
En primer lugar hablemos de la “suerte”. Todos tenemos nuestro concepto de lo que sería la suerte. Algunos incluso dicen que la suerte no existe. Yo la verdad, es que uso el concepto de suerte cuando veo que suceden cosas que a la rápida y superficialmente no sé cómo sucedieron, y que incluso me sorprenden como primera impresión. Es decir, yo le podría llamar suerte a que alguien tire una moneda en un juego de azar y se gane un espectacular premio… Pero en realidad, y muy profundamente, detrás de ese lanzamiento de moneda hubo una técnica ejecutada, alineada a una serie de factores como la gravedad, el peso de la moneda, las corrientes de aire, etc. que llevó al acierto de ganarse el premio… Pero el asunto es que repetir la misma técnica ejecutada y alinearla con todos esos factores es tan improbable y difícil, que al hecho de ganarse el premio decimos “tuvo suerte”. Esto me recuerda a lo que decía un conocido:
Le llamamos azar allá donde nuestros cálculos fallan.
En otras palabras, si nosotros pudiéramos replicar y calcular todas la cosas involucradas en el ejemplo, el hecho de ganarse el premio ya no sería llamado “suerte”, sino “habilidad para…”, y por supuesto este «azar” ya no existiría. Pero en vista de que es imposible por ahora calcular y ver todos los factores involucrados en el asunto, la “suerte” seguirá existiendo. Por ello, pienso que en verdad, cuando uno le desea suerte a alguien, lo que estamos haciendo en realidad es desear que la persona logre hacer algo de forma satisfactoria aún cuando ésta no sea capaz de controlar todos los factores involucrados. Un perfecto ejemplo de esto sería desearle suerte a un médico cirujano en una cirugía de vida o muerte para su paciente. Si bien el médico puede estar muy bien preparado, tener mucha habilidad y saber muchas cosas, eso aún puede no ser suficiente para controlar ciertas cosas que puedan suceder, como por ejemplo, un paro cardíaco, un corte de luz por un accidente, etc. Por ello, para mí, desearle suerte a alguien es una acción sumamente válida y positiva, pues desearle sinceros buenos deseos a alguien es una acción simple y a la vez más poderosa de lo que se podría pensar.
Es aquí donde podemos hablar entonces del famoso karma.
Al igual que la suerte, muchos también tienen cierto concepto del karma, pero lejos de todo concepto que tengamos, lo que significa literalmente karma, es acción. Si, karma significa acción, nada más que eso. Parece simple, y de hecho lo es, pero lo complejo en realidad es el estudio de los efectos de la acción. Esto se debe a que los efectos de nuestras acciones pueden resultar en grandes bendiciones, como también en grandes “maldiciones» o “rachas de mala suerte”.
Tus acciones tienen grandes efectos en el mundo, en ti, y hasta en el universo. Muchos de estos efectos tal vez nunca los conozcamos en esta vida, pero estoy seguro que en el paso de esta vida a la próxima por lo menos podremos dar un vistazo de los efectos de nuestras acciones en todo el universo. Pero lejos de aquel momento todavía, los efectos más importantes de los que deberíamos preocuparnos son en nosotros y en nuestro entorno cercano, ya que si ellos son positivos, entonces no podemos tener ninguna duda que también lo serán en todo el universo.
Hay un sin fin de cosas que suceden gracias a una acción… aunque también hay otro gran listado de cosas que suceden por omisión, como por ejemplo, que una casa se deteriore por la omisión de dedicarse a repararla. En este sentido, la acción y la omisión tienen sus efectos y sus consecuencias, el asunto está en qué cosas hacer, y qué cosas omitir. Aún así, hay ciertas situaciones donde se nos presenta la oportunidad de ayudar a alguien, o a algo. Y especialmente cuando se trata de ayudar a alguien, los efectos de una ayuda sincera siempre son positivos para la persona que recibe la ayuda como para quien la presta.
(A mí en lo personal me apasiona y encanta hacerle bien a la gente, gran parte de mis acciones tienen esa motivación, ese es también uno de los propósitos de este blog. Esa es la verdadera intención de todo lo que escribo acá, ayudar a la gente a través del desarrollo de su consciencia. Puedes darle un vistazo a la misión del blog aquí)
Por ello pienso que si alguna vez te nacen naturalmente las ganas de ayudar a alguien, ¡Hazlo! Por favor no te reprimas por cosas como vergüenza, miedo o inseguridad… si has sentido las sinceras ganas de ayudar, hazlo… ¿Quién sabe el bello universo que puede resultar de aquella acción?
Pasaré una sola vez por este camino; de modo que cualquier bien que pueda hacer o cualquier cortesía que pueda tener para con cualquier ser humano, que sea ahora. No la dejaré para mañana, ni la olvidaré, porque nunca más volveré a pasar por aquí.
–Dale Carnegie
Ah pero atento a tu ego, si ayudas a alguien deberías hacerlo sinceramente y de corazón. Yo siempre les digo a mis amigos, tal vez yo puedo hacer muchas cosas para ayudar a alguien, pero las mejores de ellas son las que nadie se entera. Si, aquellas cosas que nadie sabe que hice, excepto mi consciencia y yo. Esas acciones u omisiones realmente son las mejores que podemos hacer.
También ten cuidado con esto, si bien es cierto que generalmente ayudar es bueno, no debemos olvidarnos de nosotros mismos y destrozarnos por ayudar a los demás… eso no estaría bien. Pues así como el amor comienza desde uno mismo, y luego hacia los demás, ayudar también es una forma de entregar amor, por tanto no podemos ayudar (aunque así lo queramos) a otros si nosotros no estamos bien. Y nunca deberías tomarte la acción de ayudar como una obligación… si la ayuda no nace sinceramente en tu corazón, entonces no hagas nada. En esto recuerda a Pitágoras y su frase:
Considera ayudar a tu prójimo a levantar su carga, pero no te sientas obligado a llevársela.
–Pitágoras
Hay ciertas situaciones en la vida de los demás donde lo mejor para su desarrollo humano es enfrentarse ellos mismos a sus propios desafíos, para que así ellos logren desarrollar más sus habilidades, capacidades y hasta sus talentos.
No olvides que así como tu acción, tu omisión también puede ayudar a otros, y los demás también pueden ayudarte de la misma manera.
Hablemos ahora sobre el Karma.
Una vez ya entendido que karma simplemente significa acción, y que nuestras acciones tienen efectos, hay que entender la llamada “Ley del Karma” y algunas cosas relacionadas con ella.
En primera instancia, la Ley del Karma es algo universal, y rige a todos los seres que alcanzan un desarrollo suficiente para tener consciencia de ellos mismos y de su propia existencia. Un perrito por ejemplo, si bien siente cosas, y atiende a sus necesidades básicas de su vida, no tiene la capacidad necesaria para auto-observarse, darse cuenta de que vive y darse cuenta de lo que es. Esa es una de las diferencias fundamentales entre nuestros hermanos menores y nosotros los humanos, el nivel de consciencia al que podemos llegar. Por ello, un perrito no tiene voluntad, tan sólo tiene instinto y la capacidad de atender a sus necesidades básicas como por ejemplo el hambre, por ello, su vida completa y sus actividades suceden en base a esto. Y al no tener voluntad como el ser humano, se ve liberado de la Ley del Karma, pero a la vez, su vida entera queda a merced de las voluntades presentes en su entorno (es decir, los humanos), comprometiendo también así a su destino terrenal en su vida de animal.
Ser seres humanos, con la facultad de tener voluntad propia y libre albedrio nos hace estar en un nivel superior de desarrollo, pero a la vez nos somete a la Ley del Karma y nos otorga una gran responsabilidad sobre nosotros y nuestro entorno.
Nuestra voluntad crea nuestras acciones u omisiones, y ellas crean para nuestro entorno un efecto, y para nosotros una o varias consecuencias. A dichas consecuencias es que comúnmente se les llama “karma»… Pero ya sabes que realmente el karma, es la acción. Lo que no te dicen, es que dichas acciones u omisiones tendrán consecuencias para ti, es decir tendrán una respuesta.
Quien salva una vida, salva al mundo entero.
–Talmud
Una acción u omisión, que ha tenido un gran efecto en tu entorno y que ha afectado a muchas vidas, tendrá grandes consecuencias en tu propia vida, y por tanto también en tus posibles destinos. Por ello la importancia de actuar con sabiduría, pues es lo único que nos permite obtener consecuencias favorables para nosotros en un futuro cercano o lejano.
El hombre, al tener deseos puede caer prisionero de ellos y así perder hasta su voluntad. Por esto, la única liberación real a esto, es usar tu voluntad con sabiduría y no caer en excesos. Si pierdes tu voluntad, tendrás las consecuencias de todas las obras que hiciste antes de perderla, y luego muy posiblemente tendrás un destino personal muy poco favorable. Aún así, si por diversos momentos se fuera prisionero de los deseos, y aún te queda algo de voluntad… debes cuidarla y usarla sabiamente para salir de la situación en la que te encuentres… pues nuestra forma de llegar a nuestro destino terrenal final aún no está completamente escrito para nosotros.
Cuando nosotros nacemos, en algunos casos, las circunstancias y el contexto de nuestro nacimiento están condicionadas por karmas de vidas anteriores. Pero independientemente de ello, al nacer en una nueva vida, somos seres con grandes posibilidades de convertirnos en cualquier cosa que nos propongamos, pues tenemos una gran gama de posibilidades para ser en nuestra vida. Pero a medida que vamos creciendo, dicho abanico de posibilidades empieza a disminuir… a medida que vamos eligiendo posibilidades y haciendo ciertas cosas, hay otras posibilidades que se van debilitando y que en algún momento ya no serán posibles.
Así también pasa con nuestro destino terrenal final. De las infinitas formas en que puede terminar nuestra vida en este planeta, de acuerdo a cómo vamos actuando, hay destinos terrenales finales que no serán posibles, y hay otros destinos que cada vez empezarán a ganar más fuerza para nosotros.
En otras palabras, existe un destino terrenal final para nuestras vidas terrenales, pero éste siempre está constantemente re-escribiéndose y modificándose… no así nuestros destinos cercanos, los cuales ya dejaron de re-escribirse y han ganado una forma ya definitiva e imposibles de cambiar. Por ello, a pesar de que alguno de nosotros en alguna ocasión pueda llegar a tener un sueño premonitorio o cualquier información sobre un futuro cercano, esto no es posible cambiarlo, pues en nuestro destino cercano ya estaba escrito que nos enteraríamos.
Está claro amigos que el destino tiene que ver con el futuro, pero como decíamos antes, hay un destino final terrenal. Este es el único destino seguro y conocido por el hombre, “la muerte”… Pero para quienes no nos quedamos con ello, le llamamos, la transformación final, o el paso a otra vida. Esto queridos amigos, es el único destino terrenal seguro que todos tenemos… pero no todos llegamos a él de la misma forma, por tanto hay un sinfín de formas de llegar a él. Esas formas son las posibilidades a las que vamos dándole fuerza a algunas, y debilitando a otras.
Existen también, los llamados “sucesos interruptores”, los cuales son todas las situaciones, vivencias o personas que han tenido un impacto tan grande en nuestras vidas, que literalmente nos cambiaron el rumbo de éstas e hicieron que fueran en una dirección completamente diferente a todo lo que hubiéramos querido o imaginado. Dichos sucesos interruptores incluso pueden ser cosas… por ejemplo libros. Por ello, cualquier cosa puede convertirse en un interruptor en la vida de otro, incluso hasta los hechos más inimaginados y sencillos.
El impacto real que podemos ocasionar en la vida de otro ser es tal, que literalmente este ser puede salvar o destruir un mundo.
Para quienes entendemos la teoría de los universos paralelos (teoría por cierto ya demostrada matemáticamente, a la cual se suman más posibles evidencias), es perfectamente posible explicar que luego de un suceso interruptor, el ser afectado creé para sí mismo todo un universo en el que estamos todos incluidos. Por eso dije anteriormente cuando hablaba sobre ofrecer nuestra ayuda sincera a los demás “¿Quién sabe el bello universo que puede resultar de aquella acción?”… pues esto es realmente así. Un ejemplo muy extremo podría ser preguntarse ¿Qué sucesos interruptores le sucedieron a Hitler que nos creamos el universo donde ocurrió una guerra? Y ¿Qué hubiera sucedido si esos sucesos interruptores hubieran sido distintos?… Obviamente todo sería distinto… pero así como el mal que existe ahora sería distinto, el bien también lo sería… todo.
La posibilidad de éxito es mínima…pero el universo donde triunfas es donde dices la verdad.
–Griffin, personaje de Hombres de Negro 3
(Recuerdo haber visto hace algunos años la película Hombres de Negro 3, en ese entonces fue una maravilla verla, y más que nada lo digo porque es una excelente y entretenida forma de entender la teoría de los universos paralelos. En verdad si te interesa ese tema te la recomiendo, además también puedes leer el articulo Las Infinitas Posibilidades donde hablamos más de ellas.)
Bueno amigos, pensando en todo lo que podría escribir llegue a las siguientes preguntas, ¿Podemos decir que el universo es nuestro amigo? ¿Cómo a ciertas personas parece irles bien, y a otras no tanto?
Yo he conocido a más de alguna persona que me cuenta vivir de una supuesta “racha de mala suerte”… Pero como vimos al principio, “tener suerte” es otra cosa. Entonces ¿Qué es lo que sucede?
La verdad es que yo no diría que alguien tiene más, o menos suerte que otra… lo que si tenemos en diferencia, son nuestras obras, y las consecuencias de ellas. Es decir, tenemos karmas distintos.
La verdad amigos, es que nuestras almas están en un viaje de evolución espiritual, viviendo ahora una vida humana. Pero en esta corta vida humana hay muchas cosas que aprender. Y no todas las almas tienen que aprender lo mismo, pues no todas están en un mismo grado de evolución.
El caso es que lamentablemente, las almas tienen dos formas de aprender, aprender de una experiencia externa (es decir, de la experiencia de otra alma) o aprender de una experiencia interna vivida individualmente. La forma más fuerte y confiable de aprender es vivir nuestra propia experiencia… pero eso obviamente incluye aprender por medio de los errores y tener que lidiar con sus consecuencias (el karma creado). Y acá viene lo complejo… al haber miles de almas, en diferentes estados de evolución y con diferentes necesidades de aprendizaje… sucede que de forma increíble y armónica se entrelazan miles de veces, las vidas de las almas que deben aprender algo de una experiencia, con las vidas de otras almas que por medio de su voluntad pueden dar esa experiencia a las almas que la necesitan.
Así se da una especie de complementariedad en los karmas de diferentes almas, como si cada cual fuera una pieza de rompecabezas que encajan perfectamente entre ellas. Así es como por ejemplo, un alma puede tal vez necesitar aprender sobre la humildad (porque anteriormente en otras vidas no lo logro ser), entonces conoce a una persona con tal grado de evolución que puede hacerle vivir las mismas experiencias que él les dio a otras almas siendo soberbio. En otras palabras, el entrelazamiento entre voluntades y necesidades de aprendizaje es tan perfecto, que siempre un alma podrá encontrar lo que necesita aprender y vivir empíricamente.
Así es como el desarrollo espiritual de las almas puede suceder, como también no es completamente necesario que un alma haya sido soberbia anteriormente para tener que vivir eso desde la otra cara de la moneda, es decir, un alma que en una vida tenga un desarrollo espiritual consciente y quisiera aprender ciertas lecciones, también podría encontrar la voluntad de un alma en este caso, más evolucionada que él que pudiera darle su experiencia y ayudarlo en su desarrollo espiritual (esta forma sería el aprendizaje por experiencia externa).
Entonces, para nuestra pregunta, ¿Es el universo nuestro amigo? Tendríamos que diferenciar que realmente las cosas que nos suceden son consecuencias de nuestros actos, y que si realmente pensamos que estamos viviendo una “racha de mala suerte”, y que nada nos funciona, entonces tendríamos que reflexionar qué cosas hemos hecho antes para resultar en esto. Lamentablemente, aun cuando uno quiera actuar correctamente, el solo hecho de quererlo no nos asegura que lo hagamos realmente bien. Pues ¿quién sabe el nivel de consciencia que teníamos en el pasado, y cuántas cosas ignoramos de nuestros actos que ahora consideraríamos en nuestro actuar? Es decir, naturalmente, lo queramos o no nuestra consciencia siempre irá evolucionando, por ello no siempre pesaremos igual, o puede que con el tiempo entendamos cosas que antes no entendíamos, por esto es que siempre sería bueno si tienes una “racha de mala suerte” en tu presente, reflexionar sobre tu pasado y dilucidar cuántas personas fueron dañadas por tu voluntad. Porque si realmente existe una ley para saber si estás obrando correctamente esa es la frase de Jesús:
No le hagas a los otros, lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
–Jesús
Entonces, si todos somos parte del universo, tú debes ser amistoso en tus acciones con los demás, para que así el universo sea amistoso contigo.
Llegado a este punto amigos, ahora nos falta hablar sobre nuestro verdadero destino final. Ya hablamos sobre nuestro destino terrenal final, pero éste no es el final de nuestra existencia, nuestra alma y nuestra consciencia siguen más allá de la “muerte” física. Por esto, el verdadero destino final de nosotros es nuestra evolución espiritual.
Hablemos de eso…
Poco se habla de la evolución espiritual del ser humano, creo que en gran parte es porque no se entiende lo que es. Entendamos en primera instancia que nosotros no somos nuestro cuerpo físico, somos un alma y tenemos un cuerpo. Luego, si somos alma, hemos nacido de una fuerte infinita de energía espiritual conocida de diversas formas y nombres en todas las culturas. Dicho esto, nuestra alma desde su nacimiento se embarca en un viaje de purificación y elevación para algún día volver a dicha fuente de energía espiritual de la que nació y lograr fundirse con el todo. Este es realmente el viaje del alma, que por medio de diferentes vidas físicas (como la que estamos viviendo ahora) intenta progresar en su desarrollo espiritual. (Si te interesa mucho este tema, te recomiendo leer el articulo El Viaje de las Almas)
Las experiencias vividas en las miles de vidas físicas son las lecciones tomadas por cada alma. A la vez, el universo, Dios, o la fuente de energía espiritual da miles de oportunidades para desarrollarse… pero al no ser consciente de estas cosas, muchas almas tienen un nivel de evolución muy incipiente que las hace usar su voluntad de mala forma, provocando para ellas mismas un estancamiento en su propio desarrollo espiritual.
Algunas de las cosas que estancan el desarrollo espiritual son los vicios de las vidas físicas y los actos dañinos hechos conscientemente para otros seres, y para sí mismos. Entre los peores actos dañinos hechos para sí mismo está el de quitarse la vida…
Entendamos que el alma tiene un gran viaje durante su desarrollo espiritual que puede durar eones de tiempo… y que acceder a una vida física con un cuerpo que es capaz de desarrollar su consciencia no es algo fácil en el universo (para esto sí que necesitamos suerte y buen karma), por lo que una vida como la ser humano, o la de cualquier otro ser consciente en el universo es un verdadero regalo para nuestro desarrollo espiritual. Entonces no podemos rechazar tal regalo divino y abordar nuestra misión espiritual… hacer esto, es realmente un frenado muy fuerte en nuestro propio desarrollo, que la verdad, nos puede costar mucho tiempo para poder reparar y poder continuar en nuestro viaje espiritual.
Además, el poco interés por nuestro desarrollo espiritual hace que se tenga un bajo nivel de consciencia, lo que produce vivir una vida con falta de consciencia de nuestros actos, y esto siempre hará que podamos tener destinos terrenales muy desafortunados y bien inesperados por no tomarle el peso a nuestras acciones. Por esto, a mayor toma de consciencia, mejores destinos terrenales podemos tener.
Tomar consciencia es realmente nuestra tarea principal en nuestras vidas, y son realmente las lecciones espirituales que hemos venido a buscar.
La educación espiritual es responsabilidad de cada uno. Todos la tenemos, todos debemos inevitablemente crecer y avanzar en nuestro desarrollo espiritual, aún cuando lo sepamos o no. Lamentablemente, la mayoría de las personas ignoran este deber, y el avance logrado en una vida vivida sin significado es mínimo, por lo que las experiencias y vivencias se seguirán repitiendo hasta lograr aprender las lecciones elegidas y necesarias. Sólo cuando realmente tomas consciencia de la responsabilidad que tienes en tu desarrollo espiritual, y vives tu vida con un propósito trascendental, el avance logrado en una vida es considerablemente mayor a lo comúnmente logrado por las almas que tienen cuerpo físico.
Tu verdadero desarrollo espiritual debe estar fundado en un sincero esfuerzo y tiempo destinado a desarrollar tu consciencia, a purificarla y limpiarla. Mientras más elevada sea tu consciencia, mayor será el desarrollo espiritual que estés logrando.
Así es como en algún momento del viaje de nuestra alma, llegamos a tal nivel de evolución que posiblemente en las últimas vidas físicas que tengamos podamos alcanzar la iluminación espiritual, la iluminación de buda y de todos los seres iluminados en el universo. Justo después de ésta última etapa, quizás ya no sea necesario tener más vidas físicas y podemos volver a la fuente de energía espiritual de la que alguna vez nacimos como alma. Éste, amigos… es realmente nuestro único destino espiritual final al que todos indudablemente llegaremos.
Sin más que decir, espero que les haya gustado este artículo.
Nos vemos en una próxima.
¡Un abrazo sincero!